Los cazafantasmas visitan una Biblioteca Pública de Nueva York
La realidad puede superar a la ficción, por supuesto, pero Los Cazafantasmas (Ghostbusters) que todos conocemos aparecen en una película homónima de 1984 que tuvo una secuela mucho más floja en 1989 e incluso una serie infantil de dibujos animados. En esta primera película, los actores Dan Aykroyd y Harold Ramis fueron los artífices del guión a la vez que se encargaron de dar vida a dos de los tres componentes del grupo de científicos: El Dr. Raymond Stantz y el Dr. Egon Spengler respectivamente. En un principio, estos científicos trabajaban en la universidad, aunque una vez expulsados de ella, deciden dedicarse profesionalmente al tratamiento y captura de los fantasmas que van apareciendo en la ciudad de Nueva York.
La película tiene un inicio bastante ingenioso y descreído. Al incluir dentro de los investigadores de lo paranormal al personaje del Dr. Peter Venkman, interpretado por Bill Murray, se otorga un punto cínico y sarcástico a los asuntos de lo paranormal. Sin embargo, la película en su final tiende al pasteleo y a la estridencia, lo que le hace perder interés y fuerza, aunque en su conjunto se trata de una cinta bastante correcta.
Pero, obviamente, no estamos aquí para realizar una crítica de lo que es esta película, si no más bien reseñar el hecho de que aparece una biblioteca en ella, incluyendo a su bibliotecaria. Y es que la película se inicia con un hecho paranormal que se sitúa dentro de la Biblioteca Pública de la Quinta Avenida de Nueva York. Allí, una empleada sufrirá la primera aparición del fantasma cuando baja al depósito a guardar los libros que ha ido recogiendo. En un primer momento, ella no se percata de lo que está sucediendo, libros que sigilosamente cambian de estantería por ejemplo, sin embargo cuando llega a los cajones de las fichas bibliográficas y éstas comienzan a volar por toda la habitación, se asusta y comienza a correr hasta que se encuentra de frente con él.
Es entonces cuando la dirección de la biblioteca llama a la universidad y, más concretamente, al Departamento de Psicología donde trabajan los tres doctores. El doctor Venkman se encuentra ocupado en la realización de un test de telequinesis cuando el doctor Stantz irrumpe en la habitación agitado. Venkman más interesado en seducir a una alumna que en la ciencia que se supone que estudia, por lo que le sugiere a Stantz que se ocupen Spengler y él, pero Stantz le urge a acudir a la biblioteca con la frase:
A las 13:40, en una sala de la biblioteca pública de Nueva York de la Quinta Aveinda, 10 personas han visto una aparición aeroflotante de torso completo vaporoso.
A lo que añade que las valencias psicoquinéticas son muy grandes, que a Splenger casi le explota el aparato recalcando que se le ha doblado la aguja. Para entonces, Venkman se convence de que debe de acudir y se disculpa con la alumna citándola para otro momento. Durante el camino a la biblioteca, Venkman le recrimina a Stantz el comportamiento de los dos científicos, ya que acuden a la llamada de cualquier colgado de la ciudad que dice haber visto un fantasma.
Cuando llegan a la biblioteca, Venkman realiza un pequeño interrogatorio a la bibliotecaria. Aquí cabe señalar que la caracterización de la bibliotecaria es la arquetípica que podríamos esperar, puesto que viste ropa un tanto desfasada incluso para la moda de hace 20 años. Tan sólo hay que observar el cuello con volantes de la blusa y los colores apagados que combina. Finalmente, los tres doctores deciden bajar al depósito para tratar de descubrir qué es exactamente lo que la bibliotecaria ha visto. En su paseo por los libros, descubren un amontonamiento simétrico de libros, mientras que los armarios de las fichas bibliográficas se encuentran impregnados de residuos ectoplasmáticos, incluyendo la caída de una estantería completa cerca del doctor Venkman. Finalmente, se encuentran con el buscado fantasma ante el que no saben cómo actuar.
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