domingo, 9 de mayo de 2010

Asesinatos en la abadía por un libro


Habiendo llegado al final de mi vida de pobre pecador, con el pelo ya canoso, me dispongo a dejar constancia sobre este pergamino de los hechos asombrosos y terribles que me fue dado presenciar en mi juventud hacia finales del año del Señor de 1327.

Que Dios me conceda sabiduría y gracia para ser fiel narrador de los sucesos que tuvieron lugar en una remota abadía en el recóndito norte de Italia. Una abadía cuyo nombre parece más prudente y piadoso omitir.

Adso de Melk

Al inicio de la película El nombre de la rosa, el monje franciscano Adso de Melk se dispone a relatarnos los hechos acaecidos en una desconocida abadía benedictina con una introducción calmada y misteriosa. La imagen pasa del negro a un fundido mostrándonos unos parajes secos y aparentemente baldíos que la rodean aportando un punto de soledad y abandono muy inquietantes.

Debo de señalar, antes de proseguir, que, en este texto, me voy a ceñir a lo que es estrictamente la película El nombre de la rosa rodada en 1986 por Jean-Jacques Annaud y que desde luego no desmerece la sorprendente novela de Umberto Eco sobre la que se basa. Como ya sabéis, en este blog, hemos recogido ya varios textos dedicados a la novela que tratan de acercarnos a su historia y su significado, una historia que a veces esconde lo que realmente quiere transmitir. Esta vez no vamos a entrar en disertaciones sobre los distintos misterios que la rodean, para ello, tenéis a vuestra disposición los textos: ¿Mentiras en ‘El nombre de la rosa’?, ‘El Nombre de la Rosa’ y su título bien valen un libro y Naturalmente, ‘El nombre de la rosa’, así que sólo abordaremos la trama.

La biblioteca (Derecha) tiene una presencia predominante en los exteriores de la película

Y es que la trama de esta película dispone de muchas aristas que se van mostrando según avanza la acción. Todas ellas están mejor desarrolladas en la novela, sin embargo, os indico las que para mí son esenciales en esta película. La primera es el misterio, un extraño suicidio que tiene a toda una comunidad perturbada por sus extrañas circunstancias, se supone que el monje se lanzó por una ventana que no se puede abrir, por lo que los temerosos habitantes de la abadía opinan que el Maligno se encuentra en ella. La segunda, una reunión entre las autoridades papales y la compañía franciscana para dirimir si las ropas de Jesucristo eran suyas o no lo eran. Este debate tiene una raíz mucho más profunda que la aparentemente banal, ya que lo que realmente se discute es si la Iglesia Católica debe hacer ostentación de posesiones o si bien debe distribuir sus riquezas entre los pobres. Tercero, obviamente, la relación paterno-filial que se establece entre fray Guillermo de Baskerville y su ingenuo, además de pecar de un poco corto, novicio Adso de Melk. Cuarto, la relación amorosa que accidentalmente se conjuga entre el novicio y una muchaca que vive en los muros exteriores de la abadía y que se verá potenciada cuando es juzgada por bruja. Quinto, la entrada en escena de la Santa Inquisición y el reflejo que se hace aquí de sus métodos para dirimir quién está influenciado por el Maligno y quien también, puesto que parece ser que la inocencia de los acusados o el error de juicio del tribunal no se contempla. Sexto, el libro asesino o el libro por el que se mata indistintamente y sobre el que sobrevuela todo el misterio que es, ahora sí y sin dudas, el Segundo libro de poética de Aristóteles.

Sobre todos estos puntos, todos interesantes e importantes, repta el mensaje que se trata de transmitir con esta historia sobre el miedo a lo desconocido y al rechazo de lo que no se puede llegar a comprender desde un punto de vista teológico. En esta película, dos personajes se enfrentan adquiriendo dos roles completamente distintos, Jorge de Burgos y Guillermo de Baskerville. El primero considera que la biblioteca, un elemento que está presente durante toda la película, debe de tener un rol de conservación. Según su particular punto de vista, todo lo que está escrito debe conservarse y los monjes no deben aventurarse a investigar nada más. Por otro lado, fray Guillermo es un hombre de ciencia, un aspecto que esconde para no ser considerado un brujo, que no tiene miedo a la hora de enfrentarse a la verdad aunque eso signifique hacer tambalear las Sagradas Escrituras.

El scriptorium del monasterio está muy bien representado.

El libro perdido, envenenado y que desencadena todas las muertes dentro de la abadía, el Segundo libro de poética de Aristóteles, significa para Jorge un ataque frontal a lo que él cree: “Los hombres no deben reír, ya que ese acto deforma la cara de los hombres y los convierte en monos”. Guillermo, en la discusión con Jorge dentro del Scriptorium, no duda en debatir esa idea diciendo que la risa es un elemento humano, no animal. Jorge afirma que la risa es un elemento diabólico, que Jesucristo nunca rió, a lo que Guillermo responde de una forma opuesta, señalando que en la Biblia tampoco se dice que no lo hiciera. Por otro lado, Guillermo asevera que el humor había sido utilizado por los mártires para enfrentarse y ridiculizar a los paganos a lo que añade que Aristóteles escribió su libro para ilustrar que el humor podía ser utilizado como un instrumento de la verdad. Jorge le pregunta entonces si ha leído ese libro, a lo que Guillermo admite que no lo ha hecho puesto que ese libro se perdió hace mucho tiempo. Jorge asegura entonces que el libro no se perdió, sino que nunca fue escrito… Aunque, en realidad, sea él el que guarde una copia del documento que envenena a todo aquel que osa leerlo.

De este modo, tenemos que la esencia de la historia es que el libro mata por el conocimiento que atesora. Un conocimiento que para los ilustrados es muy interesante y que todos desean poseer. De esta forma, los primeros en morir, por desear su contenido, son dos monjes Adelmo de Otranto y Venancio de Salvemec, sin embargo sus siguientes víctimas son Berengario, el ayudante del bibliotecario, y el mismísimo bibliotecario Malaquías. Otra de las víctimas, Severino, el herbolario, es asesinado por Malaquías tras descubrir la localización del libro que había escondido Berengario mientras moría sufriendo los efectos del veneno.

Por otro lado, más allá de un único libro, el acceso a la información también está restringido en esta biblioteca. Sólo el bibliotecario y su ayudante tienen acceso garantizado a los fondos, mientras que Jorge gracias a su veteranía y su liderazgo, además de conocer los secretos de toda la abadía, tienen acceso a los documentos originales. Guillermo de Baskerville durante sus indagaciones se percata que todo el misterio se resume en la posesión de un libro, un libro del que desconoce casi todo, pero del que es consciente que o mata o se mata por él. La obtención de distintas claves, la investigación para descubrir cómo se accede a la biblioteca para evitar el candado del bibliotecario, sirven para aumentar los grados de interés sobre esta historia hasta el desastre final, cuando Jorge acaba con el libro tratando sin conseguirlo de envenenar a Guillermo y a su novicio Adso después.

Frustrado, Jorge huye con el libro a través del laberinto que constituye la biblioteca, pero desgraciadamente en la persecución uno de los candiles de los monjes cae sobre unos rollos y el fuego destructor acabará con la práctica totalidad de sus fondos. Es en este momento, durante el incendio de la biblioteca más grande de toda la cristiandad, como Guillermo la define, cuando se nos muestra que los libros no son importantes si no se pueden salvar antes a las vidas humanas. Guillermo ordena a Adso que huya de las llamas y será el propio Adso quien temerá por la vida de su maestro cuando vea que el fuego lo ha destruido casi todo.

Una visita al fondo bibliográfico de la biblioteca bajo la luz de los candiles

En fin, una película que a buen seguro ya habréis visto más de una vez, que se ha convertido en un clásico que sin embargo no desmerece con el tiempo.

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